Que la vida me traspase

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Los viajes a casa de mis abuelos, a pesar de ser largos, y de hacerlos cada año desde que tengo memoria, no perdían novedad con sus zopilotes que yo pensaba eran águilas, los gigantes plantados en el cerro, tantos cerros que no he podido contar. Esos cerros fueron mi primer acercamiento a incontables tonalidades de verdes, in-registrables por la combinación de la vista, la distancia y la velocidad.

Con los años debo admitir que a mi hermana y a mí nos emocionaba un cerro en particular que  estaba siendo cortado, cuyo corte con el tiempo empezó a tomar la forma de una ballena, poético para mí que estuviera una ballena ahí donde hace millones de años había un mar.¹ Creo que realmente no comprendía la escala y no sabía el motivo, pero me sorprendía que algo tan grande como un cerro pudiera ser cortado.

Los años no pasaron en vano, después de que no pudiera sacar tiempo para ir (“la arquitectura es demandante ¿no?” me decía a mí misma), finalmente me fue posible recorrer la misma carretera. Después de 2 curvas cerradas la ballena quedaba a la vista... ¡uff! lista para los 7 segundos que la podíamos ver antes de cambiar de curva…

Sólo que… 

...algo cambió.

El corte había aumentado su tamaño al menos 10 veces. Esa no era la ballena que yo recordaba.

¹

Los fósiles encontrados en la zona incluyen fauna y vegetación que datan de un ecosistema acuático, se concluye que la zona en realidad era una isla rodeada por arrecifes. Puede revisarse en: Applegate SP, Espinosa-Arrubarrena L, Alvarado-Ortega J and Benammi M (2006). Revision of Recent Investigations in the Tlayúa Quarry. In: Vega FJ et al. (eds), Studies on Mexican Paleontology. Topics in Geobiology, vol 24. Springer, Dordrecht. https://doi.org/10.1007/1-4020-3985-9_13

Ahí, ahí en ese momento finalmente me di cuenta de lo que estaba pasando, claro, siempre he sabido que sacaban mármol, grava y arena, de repente los recuerdos de todos los trailers con rocas enormes que encontrábamos en el camino vinieron a mi memoria, todo tenía sentido: he visto con mis propios ojos la devastación sostenida. Mientras yo crecía los cerros se encogían, cada vez más blancos en vez de ese verde amarillento y un verde intenso de la fiesta de cada temporada de lluvias. 

Desde ese día el dolor me carcome como ellos son carcomidos, desolada, el dolor va y viene. Cómo es posible que los cerros estuvieran siendo comidos tan salvajemente en el nombre de un oficio que yo elegí, por la forma en la que se ha normalizado habitar nuestra casa grande: emocionados y orgullosos por presumir los gastos excesivos sumados a la cuenta que absorbe el Ser Tierra.


Digo oficio que yo elegí porque me profesionalicé como arquitecta, con todas las tradiciones de la arquitectura que me orillan a abandonar mi cuerpo-territorio para mecanizarme en todos sentidos, me ha dejado una re-ocurrencia de sentir que una parte de mí se seca en la mecanización,  en cuanto lo detecto me muevo para volverme a hacer blandita y flexible como lo vivo; en ese lugar me inquieto y me ocupo en cómo dejar de reflejar el paradigma de sobre acumulación y fragmentación.

La escapada (¿fuga?) teórica y práctica son un camino largo, por lo que veo al sol de hoy. Trato de escapar de esa arquitectura patriarcal ² hecha de cachitos arrebatados de otros lugares, una industria de tiempo robado extrayendo piedra de 105 millones de años ³ de profundidad. Y aunque la devastación está a la vista nada lo frena ¿será que es difícil con-moverse por las piedras? yo espero que no tanto. Aunque suelen ocuparse como referente de lo inerte, en el cuerpo-territorial-que-somos no lo son, contienen en ellas el registro del ambiente geológico en el que se formaron⁴, por ello es posible hacer conjeturas de lo que ahora es mármol fue alguna vez parte de un arrecife,⁵  y aunque así, destejidas, sean piedras, en ellas está el cerro, o como escuché en Ser Tierra, la montaña es el resumen de todo⁶, en este caso, y aunque tengo una obsesión con mis montañas, los cerros también son, a su manera, el resumen de todo.

² La arquitectura y lo construido son representación explícita o implícita de la sociedad, sus valores y sus formas de proceder. La arquitectura entonces, sostiene un sistema de poder, competencia y jerarquía; por ende, sostiene el capitalismo que derivó  del Imperialismo, que a su vez derivó del Colonialismo, el cual tiene su raíz en controlar la “naturaleza”,  es decir la separación del hombre del tejido de la vida. De ahí, que haya nacido patriarcal como arquitectura del poder, arquitectura del control, primero sobre la “naturaleza” y la vida.El control patriarcal, centrado en el hombre produce privilegios para el hombre blanco, ejerce opresión sobre cuerpos feminizados y externaliza devastación en la red de la vida, tal como la mayoría de empresas en el modelo capitalista producen riqueza con la explotación de trabajo mal pagado y externalizando contaminación a los pueblos y territorios.Ciertos tipos de arquitectura en sus versiones aún más voraces son y han sido utilizadas como herramientas para “legitimar” despojos a lo largo de la historia, despojos para construir  “más grande”, “mejor” y con “desarrollo”.Lo patriarcal se expresa en la arquitectura de múltiples formas, desde el espacio y dimensiones de lo cotidiano hasta políticas de vivienda; por ejemplo: las cocinas y espacios de cuidados están diseñados para que una sola persona opere el espacio, las ciudades desarman la comunidad y el ocio de quienes las habitan con traslados imposibles, con la casa como la última mercancía; y finalmente, los rascacielos son el signo y espíritu del poder-patriarcal-capitalista porque tener un rascacielos genera poder especulativo, lo que envía un mensaje de crecimiento y prosperidad en la búsqueda de reconocimiento global, porque este tipo de reconocimiento/validación sostiene las naciones-estado que le sirven al capital.La arquitectura hace físicos los ideales patriarcales que luego se habitan y nos de-forman, así como el resto de relaciones con el entorno. El diseño no es neutral.
Hay extensos trabajos sobre arquitectura y política, un artículo reciente:Chodha, Dal. 2021. ‘Modern Matter — Skyscraper: Architecture and Politics’, Modern Matter <https:// amodernmatter.com/article/skyscraper-architecture-and-politics/> [accessed 20 January 2024
³ Igual que nota 1
La colección de rocas, ensayo de Atlas de Materia Prima. 
Igual que nota 1
Reflexión compartida en el Encuentro colectivo, “A cada cosa, una casa” en Ser Tierra, Laboratorio gestionado por Mariana Matijasevic. 

Una de las muchas claves quizá esté en la intensidad, porque aunque hemos ocupado piedra: se utiliza sin acaparar o explotar.  En el escape le sigo las pistas a las arquitecturas no extractivas, que no es una definición inequívoca única, es quizá un lago alimentado por múltiples riachuelos diferentes en su contexto y territorio, múltiples definiciones de lo que es no extraer.


Es importante decir que, ante un capitalismo que se disfraza para el mejor postor, ante este panorama de extracción, la sostenibilidad Premium VIP Plus no es suficiente, ni hace cosquillas.


Así como en las injusticias, una vez que desbloqueas un filtro ya no puedes dejar de verlo, en uno de los viajes universitarios a una ladrillera nos contaban con orgullo que traen pigmentos de Europa para sacar una tonalidad en los ladrillos y aunque no suena tan agresivo un tono, me pregunto si realmente hay orgullo en extraer una “materia” del otro lado del mundo para traerla a México, complementar la extracción con un cachito más  y así, mandar el fragmento final a largas distancias.



Qué estructurado el ritmo, la prisa que nos hacen olvidar  el continuo territorial que somos, la intrincada red/tejido de relaciones vivas de las que dependemos, pero no es casualidad, traemos las miradas cortoplacistas  y la fragmentación martilladas hasta los huesos,  el continuo extractivista es lo que nos rodea:

>cuerpos simbólicos bióticos que sacan la roca dejando el cerro con huecos> cuerpos explotados y desvelados que piensan y hacen los planos de cómo se va a usar esa materia prima> cuerpos en modos precarios de trabajo  que construyen con esos pedazos de cerro. 


A veces me pregunto a dónde fue, en qué edificio está ese cachito de mi cerro ballena y si lo están cuidando bien. Todo el  viaje para que  esos cachitos se vuelvan fragmentos que no pueden re familiarizarse al ecosistema como un todo, fragmentos varados. Y no son los únicos, la industria del plástico es el mejor ejemplo: un material tan duradero llegó a  todos lados sin poder familiarizarse de nuevo con los procesos de la tierra:  quedó destejido.

El continuo territorial hace referencia a la inseparable relación entre los pueblos afrodescendientes, indígenas y originarios con sus tierras (Marilyn Machado Mosquera) de ahí que también escribo el planeta que somos como recordatorio cotidiano. El cuerpo como re exposición de símbolo (cultura= una expresión de la vida ) y biótico (natura=vida) indivisibles, no sumatoria sino continuo complementario al resto de la vida, cuerpo como umbral.El cuerpo como una forma de expresión de lo incorpóreo, lo intangible que ha tomado forma.Concepto de Patricia Noguera de Echeverri 

Si la vida es esteticidad ⁹ pura: la habilidad de transformarse una y otra vez,  decaer y morir; crecer,  florecer, decaer y nacer nuevamente , en el paisaje de la extracción nada crece ahora, no los pirules, no los gigantes, solo hay polvo blanco y tengo miedo de que solo llegue a ver polvo blanco alguna vez.

Esteticidad: auto re-creación de formas.En el libro El reencantamiento del mundo, 2004, de Patricia Noguera de Echeverri. Página 42

Cuando escribo de esto a menudo lloro, pero cómo no llorar si es mi cuerpo,  me es inevitable ver en el concreto el cerro blanco, en el polvo blanco la ciudad ¿acaso no revuelve el estómago saber cómo se hizo la salchicha retórica de la ciudad?  


Supongo que sí dí por sentado mi cerro, ciertas narrativas humanas nos dejan al borde de la desconexión, de estar destejidos.

Capra acerca palabras de una transformación profunda de los sistemas, del calibre que nuestros habitares requieren: sistemas dentro de la vida y ahora me pregunto cómo hacer posible nutrir  en los entornos urbanos esas transformaciones, cómo iniciar las re imaginaciones aparte de la reutilización de los espacios, aparte de la construcción de cada metro cuadrado, y varias veces me pregunto cómo te asimilas al paisaje cuando lo único que hay enfrente, atrás y a lado de ti es más concreto. 


¿Cómo hacer re imaginaciones en la ciudad a la que se le dice monstruosa? ¿Cómo hacer/ construir sistemas de cuidado cuando en el lenguaje la separación se hace tangible? Será  que ese “título”, ese amor odio, viene también porque las ciudades están destejidas,  sobre endeudadas de agua, de comida y “materiales”, desesperadas, adoloridas? Quizá necesitan ayuda, cuidado y atención, para volver a casa, para poder re-tejerse en la trama de la vida.


Vuelvo a qué si la vida es la habilidad de decaer y  crecer una y otra vez,  la vida continúa traspasando los cuerpos y las formaciones, sus expresiones,  como en las casas: los morillos alguna vez vivos, se hacían muros, el palmón, antes vivo, dejaba la vida para ser palmaseca tejida y  ser techo impermeable, que pedía ser relevada con el tiempo, porque la lluvia y el sol le indican decaer para que la vida le atravesase, la palma y morillo se pudren para regresar al suelo y nutrir los nuevos morillos y los nuevas manchoneras, componer para una nueva vida.


Esas son las casas que yo solo veo en fotografías, y en una memoria que no sé si es prestada, porque me cuentan que alcance a ver el cuarto de palma, o si de verdad la memoria es mía. Esas casas eran posibles porque en su cuerpo territorio son esos seres los que son vecinos, luego casa, luego piso, río, cerro y vecinos otra vez. 


Contrario a lo que puedes esperar, este tejido de letras no contiene una panacea como conclusión, lo que ofrece es un humilde registro de mi cerro y mi dolor, en realidad contiene  una intención:  de buscar en la ciudad adolorida ( que aún así me cobija y me regala dichas en las banquetas, en los baldíos y en otra multiplicidad de formas) que  la vida traspase mi habitar, practicar(reaprender) cómo mi casa mediana pueda decaer noblemente y se familiarice ahí donde muera, que el suelo- la tierra la reconozca y le permita continuar este rehacer. 


Que la vida traspase nuestras infra-estructuras, todas ellas , las superficiales, las cotidianas, para continuar los ciclos y las relaciones del mundo de la vida.  ¿Cómo podemos hacer extensivo ese paso de la vida en todo el continuo, en todo el circuito?

Quizá si la vida traspasa mi casa mediana los ciclos se queden conmigo, los vea más fácil, quizá  así mi casa mediana podría ser mía y de la casa grande a la vez.

Que la vida (nos)traspase.